El infarto es una de las enfermedades cardiovasculares más comunes en todo el mundo, y aunque se piensa que principalmente afecta a los hombres, las mujeres también pueden padecer esta dolencia. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en mujeres en todo el mundo.
Aunque la tasa de mortalidad por infarto femenino ha disminuido en las últimas décadas, aún es preocupante. En España, por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019 fallecieron más de 14.000 mujeres por enfermedades del sistema circulatorio, y se estima que alrededor del 50% de las mujeres que sufren un infarto fallecen antes de llegar al hospital. Por esta razón, es fundamental que comprendamos cómo se diagnostican y tratan las enfermedades cardíacas en el género femenino, en comparación con los hombres.
Una de las razones por las que muchas mujeres no identifican los síntomas de un infarto es porque son diferentes a los de los hombres que todos conocemos. Los hombres suelen experimentar los síntomas clásicos de infarto, como dolor en el pecho, sudoración y dificultad para respirar, pero ellas pueden presentar síntomas diferentes y más sutiles, que se confunden con otras dolencias o incluso ignorarse.
Síntomas ataque al corazón en mujeres
Aunque los síntomas del infarto pueden ser similares en hombres y mujeres, en ellas cabe la posibilidad de que sean más sutiles y confundirse con otras dolencias. Por ejemplo, las mujeres pueden experimentar fatiga, dolor en la mandíbula, espalda o cuello, sudores fríos, mareos o náuseas, en lugar del dolor en el pecho que es común en los hombres.
Entre los síntomas de infarto en mujeres, destacan:
- Dolor o presión en la parte superior del abdomen, espalda, mandíbula, cuello o brazos.
- Mareo o sensación de desmayo.
- Náuseas o vómitos.
- Fatiga o debilidad inusual.
- Falta de aire o dificultad para respirar.
Es importante que las mujeres conozcan estos síntomas y que acudan de inmediato al hospital si los experimentan, ya que un tratamiento temprano puede salvarle la vida. Además, es importante destacar que existen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir un infarto en mujeres y que veremos más extensamente a continuación.
Factores de riesgo del infarto en mujeres
Los factores de riesgo son ligeramente diferentes para las mujeres. Para entender mejor estos factores de riesgo, veamos primero qué ocurre cuando se tiene un ataque al corazón. Un infarto ocurre cuando una arteria que suministra sangre al corazón se bloquea completamente, lo que causa la muerte de parte del músculo cardíaco. Esto puede ocurrir cuando una acumulación de placa en la pared de una arteria se rompe y forma un coágulo de sangre que bloquea el flujo sanguíneo. También puede ocurrir cuando una arteria se contrae demasiado y no permite que pase suficiente sangre al corazón.
Ahora bien, ¿cuáles son los factores de riesgo para el infarto en mujeres? A continuación, los enumeramos:
- Edad: A medida que las mujeres envejecen, aumenta su riesgo de sufrir un infarto. Esto se debe en parte a los cambios hormonales que ocurren en el cuerpo a medida que se envejece.
- Historial familiar: Si hay antecedentes de enfermedades cardíacas en la familia, el riesgo de sufrir un infarto también aumenta.
- Tabaco: Fumar es un factor de riesgo importante para el infarto en mujeres. Las mujeres que fuman tienen un riesgo mucho mayor que las que no lo hacen.
- Diabetes: Las mujeres con diabetes tienen un riesgo mucho mayor de sufrir un infarto que las que no la tienen.
- Presión arterial alta: Si una mujer la padece, su riesgo de sufrir un infarto también aumenta.
- Colesterol alto: Un nivel alto de colesterol en la sangre puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto. Las mujeres que cuentan con un colesterol LDL ("malo") tienen un riesgo mayor que las que tienen niveles bajos.
- Obesidad: Las mujeres que tienen sobrepeso u obesidad tienen un riesgo mayor de sufrir un infarto.
- Inactividad física: La falta de actividad física puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto.
- Estrés: El estrés crónico puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto. Las mujeres que experimentan estrés frecuentemente deben buscar maneras de manejarlo.
- Enfermedades autoinmunitarias: Algunas enfermedades autoinmunitarias, como el lupus y la artritis reumatoide, pueden aumentar el riesgo de sufrir un infarto en mujeres.
Es importante tener en cuenta que estos factores de riesgo no son exclusivos de las mujeres y que algunos de ellos, como el tabaquismo y la inactividad física, son evitables. Por lo tanto, es fundamental mantenerse activas, seguir una dieta saludable, no fumar y someterse a exámenes médicos regulares para detectar cualquier signo de enfermedad cardíaca.
Hábitos y estilos de vida recomendados
El corazón es un órgano vital que mantiene nuestro cuerpo en funcionamiento. Es fundamental mantener unos hábitos y estilos de vida recomendados para mantener un corazón sano y prevenir problemas cardiovasculares.
1. Realiza ejercicio físico regularmente
El ejercicio físico regular es uno de los mejores hábitos que puedes adoptar para mantener un corazón sano. Asegúrate de hacer al menos 30 minutos de actividad física moderada al día, como caminar o hacer yoga (te recomendamos leer beneficios del yoga). El ejercicio ayuda a reducir el colesterol, mejorar la circulación sanguínea y reducir la presión arterial, lo que a su vez reduce el riesgo de sufrir un infarto o un ataque al corazón.
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2. Sigue una dieta equilibrada
Una dieta equilibrada es esencial para mantener un corazón sano. Asegúrate de incluir alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales, como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres. Evita los alimentos procesados, ricos en grasas saturadas y azúcares añadidos, ya que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
3. Controla tu presión arterial y tu colesterol
La hipertensión y el colesterol alto son factores de riesgo importantes para las enfermedades cardiovasculares. Asegúrate de controlar regularmente tu presión arterial y tu colesterol y, si es necesario, toma medidas para reducirlos. Estas medidas pueden incluir cambios en la dieta, el ejercicio regular mencionado anteriormente y la medicación recetada por tu médico.
4. Mantén un peso saludable
El sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes para las enfermedades cardiovasculares. Asegúrate de mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular. Si necesitas perder peso, hazlo de forma gradual y consultando a un profesional de la salud.
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5. Reduce el estrés
El estrés crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Encuentra maneras de reducir el estrés en tu vida, como la meditación, la respiración profunda, el yoga o el tiempo dedicado a actividades que disfrutas. También es importante asegurarse de dormir lo suficiente para ayudar a reducir el estrés. Te recomendamos leer Mindfulness: Qué es y Beneficios.
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Tratamientos para enfermedades cardiacas en las mujeres
La anatomía del corazón de las mujeres y los hombres es similar, pero existen diferencias significativas en cuanto al tamaño, la forma y la función del corazón de las mujeres en comparación con los hombres. Además, las enfermedades cardiovasculares pueden manifestarse de manera diferente en mujeres y hombres. Por ejemplo, las mujeres tienen más probabilidades de tener una enfermedad coronaria no obstructiva, lo que significa que sus arterias coronarias pueden tener depósitos de placa, pero no lo suficientemente graves como para obstruir el flujo sanguíneo. En cambio, los hombres tienen más probabilidades de tener enfermedad coronaria obstructiva, donde las arterias están estrechadas o bloqueadas.
Los tratamientos para las enfermedades cardíacas en mujeres incluyen cambios en el estilo de vida, como ejercicio regular, alimentación saludable y control del estrés, además de medicamentos para reducir el colesterol. En algunos casos, también pueden ser necesarios procedimientos invasivos como angioplastia o cirugía de derivación coronaria.
Es importante tener en cuenta que algunos medicamentos y procedimientos pueden tener efectos secundarios diferentes en los géneros. Por ejemplo, los estudios han demostrado que algunos medicamentos para la presión arterial pueden aumentar el riesgo de diabetes en el caso femenino, mientras que no tienen el mismo efecto en los hombres. Además, las mujeres tienen más probabilidades de experimentar complicaciones después de la cirugía de derivación coronaria que los hombres.
Conclusión
Las enfermedades cardíacas son una amenaza importante para la salud de las mujeres, y es fundamental que se comprendan las diferencias en cómo se diagnostican y se tratan estas enfermedades en comparación con los hombres. Es una enfermedad muy importante en la que el autocuidado juega un papel fundamental en la prevención. Es importante trabajar con un profesional de la salud que tenga en cuenta estas diferencias de género y brinde un tratamiento personalizado y efectivo para las enfermedades cardiovasculares en mujeres.
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Namasté
