Vivimos a contrarreloj, en un mundo acelerado y en constante movimiento, haciendo malabares para estar por y para todo. Entre trabajo, familia, amigos y compromisos terminamos creyendo que llegamos a todo. Pero en realidad no, nos olvidamos lo más importante que es llegar a nosotros mismos, a aquello que de verdad debería importar para ser y aceptar quienes somos.
Parece que para llegar a nosotros se requiere una gran cantidad de trabajo o, todo lo contrario, que directamente nos olvidamos. Presionados por las apariencias, las miradas, los logros, las constantes demandas y expectativas terminamos compitiendo por la errada necesidad de ser perfectos. La mayoría de las veces, ese deseo de sobresalir nos convierte en nuestros peores jueces y convertimos el perfeccionismo en un defecto por culpa de esa voz interior que nos persigue haciéndonos creer que no somos suficiente.
Confiados creemos que dar nuestro todo en todo y para todos es lo correcto cuando, antes que para el resto, deberíamos estar para nosotros. ¿Cómo querer, cuidar y respetar a los demás si no nos queremos, cuidamos y respetamos a nosotros mismos?
YA es un buen momento para dejar de ser tan duros con nosotros y entender que todo debería empezar por uno mismo. Escucharte, sentirte y cuidarte a ti mismo es simplemente darte cuenta de que tú también eres importante. Significa no ignorar constantemente tus necesidades y las cosas que te hacen sentir bien por centrarte en contentar al resto. Significa priorizar tu felicidad y satisfacción sin infringir a los demás, ¿Sabes cuándo mayor será la ayuda que tu puedas ofrecer? Cuando empieces ayudándote a ti primero.
Seamos realistas, las personas que nos rodean siempre nos necesitarán, pero lo más importante es que entiendas que tú te necesitas primero. Recuerda que antes de dar, debes darte. Antes de escuchar, debes escucharte. Antes de cuidar, debes cuidarte. Antes de respetar, debes respetarte. Reflexiona, ¿No deberías mostrarte a ti mismo la misma amabilidad y consideración que tienes con quienes te rodean? Si no te priorizas en tu propia vida, ¿quién te va a priorizar en la de los demás?
No olvides que:
- La felicidad nace desde dentro
- Tú eres la única persona que te acompañará allá donde vayas.
- Todo lo que te escuches y cuides automáticamente se irradiará a tu alrededor cuidando de lo que te rodea.
- Cada vez que pares y te observes, te regalarás una oportunidad de saber que necesitas para continuar con más fuerza.
Y sin querer, te darás las gracias. Y sin querer, también te lo agradecerán los demás
Aprender a priorizarte puede ser la decisión más difícil que jamás vayas a tomar. Sin embargo, con el tiempo se convertirá en la decisión más importante de tu vida ya que te permitirá finalmente convertirte en la mejor versión de ti mismo y lograr todos esos objetivos que estabas esperando abordar. Empieza hoy mismo con tu cuidado personal.
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Recuerda... ¡Elige desde hoy ser TU PRIORIDAD!