El Yoga suele aparecer en tu vida cuando más lo necesitas y cuando llega, llega para quedarse y acompañarte durante todo tu camino de evolución, aceptación, crecimiento, superación. Te brinda amor, tu amor más profundo; el amor a tu cuerpo, a tus imperfecciones, a tus lloros de tristeza y de alegría. Tu único amor, tu propio amor.
El objetivo principal del Yoga es acabar con el sufrimiento, unir cuerpo y mente, traer la calma y paz, sentirte bien contigo mismo, y ser feliz. No es de extrañar que muchas de las personas que comenzamos a practicar yoga, lo hacemos en un momento concreto de nuestra vida, en busca de ese deseo de dejar la mente en blanco, que no deja de ser la búsqueda de la tranquilidad, de huir de lo que nos desgasta y aterra. Querer desconectar, querer estar bien.
La vida no es fácil, y la sociedad en la que vivimos nos hace olvidarnos de lo importante que es escucharse, cuidarse y amarse. Vamos a tal velocidad y acarreamos con tantos problemas y tareas, que no somos conscientes de la vida que pasa a nuestro alrededor, de la importancia del tiempo, del aquí y del ahora, o de simplemente pararse a respirar y preguntarse ¿quién soy y qué es lo que realmente quiero? ¿Soy feliz?
Y, sin duda el Yoga cambia y salva vidas. Lo primero y más importante es aprender a escucharse, y aceptar como esta nuestro cuerpo, donde esta tu mente cada día que practiques, y por supuesto tendrás días buenos y días malos. Solo acepta y abraza tus emociones y sensaciones cada día.
La primera vez que practicas yoga y piensas que es justo lo que buscabas y necesitabas, puedes terminar con una sensación de descanso, de tranquilidad. O tal vez termines llorando, soltando esa presión, tensión, miedos, nervios, nudos totalmente enredados que estaban dentro de ti esperando a liberarse. Pero cuando tienes que sanar y quieres sanar, siempre terminas con esa sensación de estar bien contigo mismo, de estar en calma.
Yoga es la unión de cuerpo y mente, ese equilibrio que conseguimos tras practicar con las asanas y pranayamas, preparando nuestro cuerpo para el momento de la meditación. No es fácil callar nuestra mente y pensamientos, y tampoco es fácil activar y tomar consciencia de cada parte de nuestro cuerpo. La Asana que más nos cuesta, es la que más necesitamos.
Esas asanas de introspección, de abrazarte y acercarte a ti, ¡que pocas veces nos sentimos tan cerca, escuchamos nuestra respiración, e incluso sentimos el latido de nuestro corazón! Las asanas de apertura de pecho, de dar espacio a nuestra alma. ¡Cuanto cuesta abrir nuestro corazón, nuestro Anahata!
Muchas veces estas asanas nos incomodan, y solo queremos deshacerlas cuanto antes y salir de esa postura. No tengas prisa, no te marques objetivos, solo permítete respirar, permite a tu cuerpo y a tu mente que se abran, que cada día sean un poco más flexibles. Y, de repente llega un día que necesitas hacer Yoga, porque no solo te lo pide tu cuerpo, también tu mente, porque trabajas con constancia y te recargas de la más potente y bonita energía.
Trabajas esa confianza en ti mismo, de creer en ti, que todo es posible y puedes lograrlo. Trabajas superándote cada día, superando tus miedos, tus pesadillas, depresiones, problemas, y vas viendo como cada día avanzas un poquito más y más. Trabajas tu fortaleza, no solo físicamente, sino también mentalmente, no hay muro que te detenga en este viaje. Trabajas la paciencia, con ese mantra que nos acompaña “Cuando nada esperas, todo llega”. Y trabajas desde lo más profundo de tu corazón, trabajas ese amor que a veces olvidamos, perdemos esa autoestima, dejamos de creer en nosotros, de cuidarnos y de querernos.
Siente al practicar yoga como te envuelve ese amor único, vuelves a sentir esperanza, a escucharte, respetarte y valorarte, y vuelves a tener esa esencia que te hace especial y ser la persona que eres. Una persona que se cuida, se acepta y se ama. Una persona con el amor más bonito, el de enamorarse cada día de si mismo.
Agradece por querer cuidarte, por pensar en ti, y regalarte tiempo para sentirte bien.
No te olvides de mirarte al espejo y sonreír :)
Tu vida es solo tuya, y tú eres lo más importante.
No dejes de amarte.
Namasté
2 comments
Nos encanta leerte Begoña! Gracias!
Namasté :)
Adoro este artículo, me llega, me llena. Estoy muy feliz de haberme decidido a practicar Yoga que casualmente, fue de la mano de Ramiro Calle cuando empecé a tomar un interés importante y gracias a este gran equipo. Que he decidido definitivamente practicarlo con constancia y disciplina. Gracias. Namasté.