Vivimos en un mundo enjaulados, atrapados por unas barreras imaginarias, inventadas con el fin de mantenernos separados y sacar un beneficio económico envenenado por el odio. Todos vivimos en el mismo planeta y todos somos iguales; todos respiramos, sentimos, y vivimos. Y, por tanto, todos deberíamos tener los mismos derechos.
Sabemos que no podemos derribar esas fronteras, pero sí podemos luchar por amarnos y respetarnos. Trabajar la empatía, ponernos en el lugar del otro, porque todos tenemos el mismo derecho a vivir y ser libres. ¿Cómo empezar? La mejor manera de empezar es dentro de cada uno, aprendiendo a compartir con los nuestros y gritar a los cuatro vientos este mensaje de igualdad, respeto y amor.
- No ganamos nada con palabras y sentimientos de odio.
- El mismo derecho que tienes tú de ser ciudadano del mundo, de tener tu hogar, de tener tu libertad, de que nadie borre tu sonrisa y tus ganas de vivir, lo tiene el resto de humanidad.
- Nadie te va a robar ese pedacito de Tierra prestado que el Universo te ha dado.
- El mundo es de todos y es un regalo que debemos compartir.
Es un buen momento para salir a la calle y regalar sonrisas, no importa que la mascarilla esconda esa bonita línea, tus ojos pueden transmitir esa empatía e ilusión, y alegrar el día de todas aquellas personas que se crucen en tu camino, incluso tu misma sonrisa mejorará tu propio día.
¡Es hora de luchar y gritar fuerte! Alzar la voz por encima de los que hablan en la televisión y en las redes divulgando mensajes de odio. Es necesario unirse y demostrar que somos más los que compartimos un mensaje de amor.
¡Observa! Párate por un instante a pensar la suerte que tienes de haber nacido dónde has nacido. Piensa en esas personas que nacen con la obligación de arriesgar su vida, hasta la de sus hijos, y dejar todo atrás en busca de una segunda oportunidad. ¿Cómo podemos pensar qué nos van a robar algo que ni siquiera nos pertenece? La vida es un regalo y estamos aquí por casualidad, de la misma manera que te ha tocado nacer en un lugar privilegiado, te podría haber tocado nacer en un lugar rodeado de pobreza y miseria, y vivir en una realidad muy distinta careciendo de esa suerte. ¡Piensa! Y antes de dejarte llevar por un discurso sin corazón, ponte en el lugar de esa persona.
Tenemos que derribar fronteras, no levantar más muros invisibles entre nosotros. Con la inocencia y bondad de un niño seguir creyendo en este mantra:
Porque vivir y ser feliz debe ser un derecho para todos y no únicamente la suerte para algunos. Y en Yogimi compartimos este mensaje; si estamos aquí es porque además del Yoga, nos une algo mucho más fuerte, las ganas de sentirnos bien, de la búsqueda de acabar con el sufrimiento, y de disfrutar del presente, del regalo de la vida. Queremos convertirnos en nuestra mejor versión, y para ello lo más importante es el AMOR.
Regala amor, regala sonrisas, regala un abrazo, regala apoyo y empatía. Dar, recibir y agradecer, porque amar y ser amado está en tus manos.
Derrumbemos esos muros imaginarios. Recuerda: TODOS SOMOS IGUALES.
Disfrutemos unidos de todo lo que nos da este mundo, y si conseguimos igualdad y mismos derechos, podemos convertirlo en un lugar maravilloso.
SONRÍE. Regala tu mejor sonrisa. Acabas de mejorarte el día 😊
Namasté 🙏
